El termómetro de la convivencia es un instrumento que apoya al docente con la regulación del comportamiento del grupo, dentro y fuera del aula. Al iniciar la semana se coloca el instrumento en el aula, se les presenta y se les explica para qué servirá.
Se les informa que este termómetro consta de 3 niveles. El primer nivel es el color azul, el grupo debe mantenerse en silencio y sentado en su lugar únicamente cuando se les solicite hacerlo, por ejemplo: cuando se aplique un examen escrito. El segundo nivel es el color amarillo, lo ideal es que el grupo se mantenga en este color, para lograrlo los alumnos deben trabajar, platicar y jugar cuando corresponde hacerlo. El tercer color es el rojo, el grupo debe evitar estar en él, ya que eso significaría que el grupo ha estado jugando o platicando cuando no corresponde, así como gritando o peleando.
Se les puede incentivar diciéndoles que al término de la semana recibirán una recompensa como grupo, si el termómetro se mantuvo en la línea amarilla.
Finalmente, este instrumento permite que los alumnos reconozcan que su comportamiento afecta al grupo. Es importante darle seguimiento a su uso y no olvidarnos de reconocerle al grupo cuando éste se comporte de la manera esperada.
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